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30 años de l’Escola Joso en el Festival de Angoulême: Entrevista a Adriana y Mariona Solana.

El año pasado os traíamos algunas opiniones de alumnos, ex alumnos y profesores sobre su experiencia en el Festival de cómic Angoulême, y en esta ocasión hemos ido a consultar a dos de las mayores conocedoras del evento. Y no son ni alumnas ni dibujantes profesionales, sino dos de los pilares de l’Escola Joso: Adriana y Mariona Solana, directora de márketing y comunicación y encargada de atención al alumno, respectivamente.

Desde que su padre, José Solana (Joso) organizó el primer viaje de la escuela a Angoulême, pocos son los que se han perdido alguna de ellas, por lo que qué mejores referencias para traeros una serie de consejos, recomendaciones y sugerencias a todos los que vayáis al festival este 28 de enero. O, incluso, a los que tenéis ganas pero todavía no os habéis decidido, ¡Aunque daos prisa, que solo nos quedan dos plazas disponibles!

Para pedir más información sobre el viaje, podéis pasaros a partir del 11 de enero, de 9:30 a 13:30 y de 16:30 a 20:30 por la escuela o llamar al 93 490 21 20.

Dicho esto, os dejamos con la entrevista a las hermanas Solana y todo un cargamento de datos a tener en cuenta para dentro de un mes:

David.: ¿Cuál fue el primer año que fuisteis a Angouleme?

Mariona Solana: Yo en 2006, hará prácticamente diez años.

Adriana Solana: Ya ni me acuerdo, mucho antes que Mariona. He ido desde muy jovencita, ya en los primeros viajes que organizó Joso.

D.: Qué es para vosotras Angoulême?

M. S.: Primeramente, Angoulême es pasárselo bien. Luego está el festival, que es chulísimo, ya que desde que entras en la ciudad tienes carpas, exposiciones en todas partes, incluso en una iglesia, y es alucinante. En cualquier lugar puedes encontrarte algo relacionado con el cómic, desde un autor dibujando o firmando hasta una muestra de originales en una tienda de lencería.

A. S.: Respiras cómic por los cuatro costados, y aunque nosotras no somos dibujantes, nos invade ese espíritu y volvemos con unas ganas enormes de leer nuevos cómics, con las pilas recargadas.

También llaman la atención la cantidad de edificios con ilustraciones en las fachadas, y año tras año descubres uno nuevo, o lo bonito de ir cruzándote con los estudiantes por las calles a lo largo de los días que dura el festival…

M. S.: Y la propia transformación del pueblo, que con el paso de los años ha ido cambiando. Por ejemplo, la Plaza Univers, que ahora convertida en unas galerías comerciales no tiene nada que ver con cómo era en nuestras primeras visitas a Angouleme.

D.: ¿Y el tema gastronómico? Que he oído auténticas maravillas.

M. S.: ¡Viva Angoulême! Te preparas antes para estar cuatro días degustando manjares. Eso sí, rasca un poco el bolsillo, aunque lo que no gastamos en cómics lo invertimos en restaurantes.

D.: ¿Alguna recomendación?

M. S.: ¡Hay un pequeño restaurante al lado de Le chat noir en el que preparan unas ensaladas de carne estupendas! Que nos pregunten, que les indicaremos encantadas dónde está.

D.: ¿Sobre el viaje en sí qué me podéis contar?

A. S.: Hombre, el viaje en sí, quieras o no, es incómodo por el hecho de pasar tantas horas metido en un autocar, pero hay tantas ganas de ir y tan buen ambiente que incluso resulta divertido. De hecho, servimos una copita de cava a todo el mundo para celebrar el arranque, ponemos todo tipo de películas, vamos comentando las exposiciones y lo que se van a encontrar, ya que previamente les pasamos un programa del festival.

Incluso hay gente que prefiere venir con nosotros en autocar y disfrutar de este ambiente a coger el coche.

M. S.:  Lo que también es genial es cuando alumnos y ex alumnos de los que viajan con nosotros llevan material preparado para enseñar a editores, y durante el trayecto te muestran esas páginas. Por ejemplo, Javi Rey, cuando todavía no había publicado en Francia, nos dejó alucinadas con sus propuestas para los editores. Y, si mal no recuerdo, creo que le fue bastante bien en las entrevistas.

A. S.: Sí, esa es otra, a la vuelta poder compartir impresiones acerca de cómo les ha ido.

D.:¿Qué impresiones suelen llevarse los alumnos del trato con los editores y, ya en general, del aspecto más profesional de Angoulême? ¿Algún consejo para los que van con la intención de mostrar sus trabajos?

M. S.: Que aprovechen al máximo cualquier entrevista, pero, sobre todo, que tengan en cuenta que son cuatro días en que los editores van apretadísimos entre presentaciones, gestiones de derechos, entrevistas, etc. y muchas veces, cuando los encuentran, están agotados. De ahí que, siempre que puedan, intenten concertar entrevista o sacar número para primera hora.

Aún así, siempre hay experiencias positivas del contacto con los editores, uno de los más recientes es el de Óscar Martínez. Además, tanto a nivel profesional como de asesoramiento, ya que en ocasiones los propios editores no te contratan pero sí te recomiendan otras editoriales con un catálogo en el que tu estilo que encajará mucho mejor.

A. S.: Bueno, hablando de aprovechar, si van con acreditación de autor, algo que puedes conseguir habiendo publicado fanzines, que se pasen por el salón del prensa en el Ayuntamiento, que cuenta con unas instalaciones muy acogedoras en las que reponer fuerzas, tomar un café o disponer de wi-fi, posibilidad de recargar el móvil o portátil y, además, estar entre otros muchos autores.

Mariona y Adriana, durante la entrevista.
Mariona y Adriana, durante la entrevista.

D.: Hablando de entrevistas y, en general, de comunicación. ¿Es necesario defenderse en francés o con inglés ya basta?

A. S.: No, es necesario francés. Pese a ello, el pueblo entero se vuelca con el festival y los visitantes, y con un poco de esfuerzo por ambas partes todos acaban entendiéndose.

M. S.: El principal problema lo tendrán los que vayan a hablar con los editores…

A. S.: Sí, aunque por lo general suelen ir preparados, bien por su cuenta, bien haciéndose acompañar por alguien que tenga nociones de francés y les haga de intérprete.

D.: Más consejos. Cosas esenciales en el equipaje.

M. S.: ¡Ropa de abrigo!

D.: ¿Impermeable?

A. S.: Bueno, llueve año sí, año no, pero es importante llevarlo por si acaso, que suele haber una llovizna que lo acaba empapando todo. Unos buenos zapatos tampoco están de más.

M. S.: Quizás es mejor llevar varias capas para poder quitarte algunas cada vez que entras en las carpas, ya que allí hace un calor terrible y te asas vivo.

A. S.: Sí, y que no pesen mucho, o acabas agotado cargando ropa con una mano y cómics con la otra.

M. S.: Ah, y dinero, es importante ir con algo de fondos…

A. S.: Una lista de los cómics que quieres comprar, priorizando para no pasarte del presupuesto…

D.: También está el alojamiento.

M. S.: Los primeros años nos alojábamos en el albergue de Angoulême. Las habitaciones eran compartidas pero muy espaciosas, nos daban comida y cena, había una sala común en la que nos reuníamos y, en general, estaba todo muy bien… Hasta que lo echaron abajo y tuvimos que buscar una alternativa.

Ahora vamos a un hotel de carretera, a cuatro kilómetros de Angoulême. Esto último es más incómodo, ya que antes estábamos en plena ciudad y ahora dependemos de los autobuses. Las habitaciones son más reducidas, pero resultan confortables y calentitas, que es lo importante.

Ah, y solo entra el desayuno, algo que también es una pena, ya que encarece el viaje al tener que comer fuer, afectando bastante al público juvenil que va al festival. Aún así, hay un Auchan frente al hotel, por lo que no son pocos los que aprovechan para aprovisionarse en él y ahorrar considerablemente.

A. S.: Sí, pese a todo el hotel es cómodo y práctico, ya que únicamente vas a ir a dormir y poco más, ya que pasas el día paseando por Angouleme.

M. S.: El autocar cada mañana nos lleva hasta la ciudad y nos recoge por la noche, además de los autobuses públicos, y la noche del viernes tiene el detalle de acercarse a las dos de la mañana para aquellos que quieren salir de fiesta. Aunque para los más trasnochadores, a las seis vuelve a pasar.

A. S.: El autobús público, además, tiene una promoción por la que, por un euro, viajas ilimitadamente a lo largo del día, y pese a que Angoulême no es excesivamente grande, sí se agradece el poder desplazarte cómodamente por todas las zonas importantes del festival cuando llevas horas y horas caminando.

D.: También habéis mencionado las exposiciones, un elemento importantísimo del festival.

A. S.: Sí, las exposiciones son muy guays, aunque antiguamente parecía que estaban más trabajadas. Imagino que será cosa de presupuesto, porque hace años era increíble el dineral que se dejaban en ellas…

M. S.: Fíjate, que llegaban a poner taxis para todos los autores, a hacer performances en directo, etc. Que, ojo, todavía hay actuaciones y cosas por el estilo, aunque no tantas o, en todo caso, cobran entrada.

Por ejemplo, hay espectáculos, sobre los doce euros, que valen muchísimo la pena: el año pasado vimos en el teatro de Angouleme una historia representada tanto por actores como por las viñetas de dibujantes de varios países que las iban realizando en directo y se veían reflejadas en la pantalla central. Es decir, una fusión entre teatro y cómic en vivo, acompañada por una banda sonora. Era brutal y daba gusto ver cómo el teatro estaba a rebosar.

Recomendamos a todo el mundo que, si puede, vea alguna de estas obras y adquiera las entradas con antelación a través de Internet, ya que hasta el año pasado siempre nos habíamos encontrado con las localidades agotadas.

A. S.: Vale la pena mirarse a fondo el programa para ver qué actuaciones hay. Nosotras este año vamos a repetir, sin duda. Además, aparte de en el teatro, también hay conciertos y representaciones en directo en bares y todo tipo de establecimientos.

Fachada de la Biblioteca municipal de Angoulême en 2013, con motivo de la exposición que el festival dedicó a la obra de Uderzo.
Fachada de la Biblioteca municipal de Angoulême en 2013, con motivo de la exposición que el festival dedicó a la obra de Uderzo.

D.: Otro cambio que habréis notado es, por desgracia y a tenor de los últimos acontecimientos, el aumento de las medidas de seguridad y presencia policial.

A. S.: El año pasado fue el primero que nos lo encontramos; cada vez que entras en una carpa hay controles policiales y te cachean de arriba abajo, lo que es un poco coñazo, ya que se forman colas bastante largas.

M. S.: Por suerte, la gente respeta muchísimo las colas y son muy ordenados.

D.: ¿Además de alumnos de la Joso, quién más suele viajar con vosotros?

M. S.: Profesores, dibujantes profesionales como Munuera Rubén del Rincón , guionistas como AbulíPérez Navarro, críticos de cómic, agentes y representantes, editores, divulgadores de cómic, como Jordi Ojeda. La verdad es que somos un convoy muy variado, pero con el cómic como nexo en común.

D.: Y para ir terminando, tantos años yendo a Angouleme os habrán dejado un montón de anécdotas. ¿Alguna que se pueda contar?

M. S.: ¡Yo las podría contar todas, que no son mías! Aunque podría dejar de hablarme bastante gente… (risas)

A. S.: Uf, desde temas de nieve e inundaciones, cuando el antiguo albergue quedó inundado…

M. S.: ¡Sí! En esas inundaciones, para salir del albergue, que estaba rodeado de agua, tuvieron que habilitar una pequeña pasarela para que pasasen los huéspedes. Pues bien, alguien tuvo la picaresca de decirle a cierto autor y profesor que la charca tenía una profundidad de varios metros en lugar de un palmo, y el pobre pasó uno de los peores ratos de su vida al recorrer esos tablones cargado con su equipaje.

A. S.: ¡O la fiesta con los hermanos Losilla!

M. S.: Antaño había muchas fiestas organizadas por las editoriales y el propio festival, y coincidiendo con que los hermanos Losilla habían publicado con Soleil, además de ser invitados a una de ellas, recibieron una quincena de pases que repartieron entre alumnos y una servidora. Disfrutamos no solo de la barra libre, sino también de un montón de actuaciones de grupos de música que, hoy en día, todavía sigo.

D.: Queda claro que son todo anécdotas y experiencias positivas. No sé si os habréis quedado con ganas de añadir algo más sobre Angouleme.

M. S.: Que es mágico, te cambia la actitud con solo llegar allí.

A. S.: Sí, desconexión total, estás todo el tiempo entre amigos, risas y viendo todo tipo de cosas chulísimas.

M. S.: ¡Mira si estamos deseando ir que hemos montado una cuenta atrás en el pasillo de la escuela, contando los días que faltan para el viaje!

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