Tal y como por una escuela pasan cientos e, incluso, miles de alumnos, también lo hacen, aunque en menor número, una buena cantidad de profesores. l’Escola Joso es claro ejemplo de ello, ya que debido a la cantidad de tiempo que exigen ciertos encargos editoriales, más de uno de los profesionales del cómic que tenemos como docentes se ve obligado a abandonarnos durante periodos más o menos largos y, cómo no, tenemos que suplirlo con otros artistas a su altura.
En este caso, nos enorgullecemos de presentaros a uno de los nuevos fichajes para este curso 2015-2016: Marcello Quintanilha, la prueba de que Brasil no solo exporta cracks del balón, sino también del lápiz.
Nacido frente a Rio de Janeiro, es autor de unas de las obras más celebradas del pasado año: Tungsteno, con la cual, por fin, el mundo editorial ha decidido darlo a conocer en España. Pero tras ella, hay una dilatada carrera como autor tanto en su país natal como para el mercado francobelga, además de ilustrador de prensa para las principales cabeceras catalanas y españolas.
¿Y qué alumnos serán los primeros en probar sus dotes docentes? Pues la suerte ha recaído en los de tercero de Art Gráfic, a quienes impartirá la asignatura de dibujo. Cómo, con qué objetivos y unas cuantas cosas más nos las ha contado en la entrevista que os traemos a continuación:
David: ¿Es la primera vez que ejerces como profesor?
Marcello Quintanilha: No, anteriormente había impartido clases de Concept Art y producción de dibujo animado.
D.: ¿En Brasil o aquí?
M. Q.: Aquí. De hecho, todavía imparto clases de Concept Art.
D.: Empezaste publicando cómics a los 18 años…
M. Q.: A los dieciséis.
D.: Más mérito todavía, ya que con tan temprana edad pasaste por diversas revistas y publicaciones como General, Nervos de Aço o Heavy Metal. ¿Qué recuerdos tienes de esta primera etapa?
M. Q.: La tengo muy presente, ya que es donde aprendí a entender el proceso del cómic, en el sentido de que éste debe hacerse para llegar al público. Es un arte que solo va a estar acabado cuando esté impreso o subido a internet y la gente pueda leerlo, y todo este proceso sigue siendo el mismo hoy en día.
D.: Tras esos años iniciales arrancas con tus primeros cómics de autor, como Fealdade de Fabiano Gorila, más orientados hacia el mercado francobelga. ¿Cómo das ese salto hacia la novela gráfica?
M. Q.: En realidad es algo que siempre estuvo ahí, y a partir del 90 empecé a publicar obras de este tipo. No es tanto un salto, ya que muchos cómics que he publicado luego como autor ya los tenía hechos desde hacía mucho tiempo y los iba publicando en diversos medios. De hecho, Fealdade de Fabiano Gorila es una compilación de una historia más larga junto con otras más cortas que ya había publicado en revistas, alguna de ellas, incluso, en Heavy Metal.
Desde el 2009 es lo que más hago, cómics de autor, más o menos uno al año.
D.: Al mismo tiempo, también eres ilustrador de prensa para El País o La Vanguardia, entre otros periódicos. ¿Cómo combinas esa faceta de dibujante de cómics y ese lenguaje narrativo, con la síntesis que requiere ilustrar artículos de opinión?
M. Q.: De una manera muy natural. Siempre he admirado mucho el campo de la ilustración. Piensa que el cómic condensa muchas ideas, siendo por sí mismo un gran ejercicio de condensación.
Como hay tantos ilustradores que me han influenciado tanto, ha sido algo relativamente sencillo. No me supone una especial dificultad.
D.: Hablando de influencias. ¿Intentas que tus alumnos en clase de dibujo plasmen un sello personal en sus trabajos?
M. Q.: Sí, aunque con el trabajo que desarrollamos en clase, más que incidir el sello personal de cada uno, que eso lo harán en cursos más avanzados, me interesa que podamos estudiar los mecanismos que hacen que una ilustración o un cómic o cualquier respuesta gráfica cuaje de una manera lógica, que funcione visualmente.
Es un paso más a la hora de conocer los intestinos o el interior de una ilustración, además de ser una base sólida para, a partir de ahí, poder desarrollar un sello personal.
D.: ¿Qué debe tener una ilustración para que funcione y con qué ejercicio lo llevarías a cabo en clase?
M. Q.: Un dibujo debe poseer una gran capacidad de comunicación. No un estilo en concreto, sino una ilustración es la que tiene que comunicar claramente, y si no lo hace, debe justificarse o explicarse por qué no, permitiéndonos encontrar un sentido más profundo en lo que a priori propone el dibujo.
Los ejercicios que propongo están destinados a descubrir los mecanismos que permiten esa comunicación efectiva: por ejemplo, ejercicios de estructuración del dibujo, de lógica, de por qué las líneas deben cuadrar y, en caso contrario, qué justifica que no cuadren. Qué factores son los que hacen que una ilustración sea realista, o, si en ella se ve un cuerpo relajado, qué músculos intervienen en esa postura, qué efecto tiene ese estado en toda la figura, hacia dónde va el peso, etc. Una vez lo hemos entendido, intentamos plasmarlo en el dibujo.
Es algo que va mucho más allá de mirar, o copiar sino de reflexionar y entender todos los componentes que aparecen en esa ilustración y que son imprescindibles para realizar lo que a través de ella se quiere transmitir.
D.: Además, contaréis con la ayuda de modelos al natural.
M. Q.: Sí, aunque más adelante, a lo largo del curso.
D.: ¿Con qué técnicas y materiales trabajáis durante las clases?
M. Q.: Con algo muy básico: lápiz, papel y goma. El entintado lo hacemos paralelo, haciendo algunas pruebas para que en casa, con tranquilidad y con unas pautas para seguir, las lleven a cabo. También se les dan unos autores que observar y tener en cuenta, y cuando traen el resultado de sus pruebas de entintado, lo valoramos y discutimos entre todos, ya que es importante que el dibujo debe comunicar y así vemos qué comunica a todos. No es mi punto de vista: si esto me gusta o no, sino qué les parece a todos, qué les transmite y que puedan valorar lo que el compañero ha logrado o querido comunicar con su dibujo.
De hecho, el entintado es una demanda de los alumnos, ya que me interesa que me vayan pidiendo todo aquello que les interese especialmente.
D.: Dicen que el lenguaje del cómic es universal, ya no hablemos del gráfico en general. ¿Pese a ello, has encontrado alguna barrera cultural entre ambos lados del atlántico en lo que a estos campos se refiere?
M. Q.: No. Y es curioso, porque todos mis trabajos, especialmente los más personales, transcurren en Brasil y tienen una relación profunda con lo que allí ocurre y cómo se comportan los que allí viven, pero a tenor de las críticas que voy leyendo, tanto de España, Francia o Portugal, no encuentro que haya barrera alguna.
D.: ¿Y en un aspecto más estilístico? Como, por ejemplo, el que podría darse entre un artista español y uno japonés.
M. Q.: En realidad no. Se podría hablar de una línea estilística cada vez más delgada entre los tres principales mercados: Estados Unidos, Europa/francófono y Japón. Los demás mercados beben de todos ellos, por lo que cada vez avanzamos más hacia una relación e interacción más intensa que hará que, a la larga, esas líneas estilísticas tiendan a desaparecer.
D.: ¿Cuales son los principales problemas con los que se suelen encontrar tus alumnos?
M. Q.: Cada alumno afronta sus necesidades y desafíos específicos, pero la lógica del dibujo me parece más general. ¿Por qué mi instinto personal me lleva hacia un punto y no hacia otro? ¿Por qué lo hago así y no de otra manera? Están empezando a descubrir cuál es su manera de trabajar, y hay que ayudarles a racionalizar cuáles son sus tendencias artísticas y lograr que éstas sean sólidas para desarrollar un estilo.
D.: ¿Cuál es el mejor consejo artístico o profesional que has recibido a lo largo de todos estos años?
M. Q.: Ninguno. Ninguno ha servido absolutamente de nada. Y es algo que intento transmitir a los alumnos; que no me siento en la condición privilegiada de aconsejar nada a nadie, ya que el consejo parte de la visión totalmente personal que tiene uno mismo de lo que es correcto, acorde, y esto no tiene que ser en absoluto acorde con la mentalidad de la otra persona. De ahí que mi interés sea que cada uno racionalice su manera de dibujar, que la entienda y domine, para que así pueda aplicarla a sus condiciones, situación u objetivos particulares.
D.: ¿Cuáles son tus principales referentes?
M. Q.: ¡Ufff! ¡Muchos! Los mismos que cuando era adolescente: Neal Adams, John Buscema, Hergé, Edgar P. Jacobs…
D.: ¿Y qué obras recomendarías leer a tus alumnos?
M. Q.: Un manga llamado Mushi-shi y los trabajos de la autora israelí Rutu Modan, por ejemplo.
D.: ¿Con qué resultados te darías por satisfecho en junio, una vez terminado el curso?
M.: Con que ellos puedan enfrentarse a cosas que les parecían o siguen pareciéndoles más difíciles. Siempre les insisto en que nunca trabajaremos desde lo fácil, sino afrontando lo que nos parece más complicado. Si son capaces de hacerlo y, además, reflexionar sobre cómo lo han hecho para usarlo en favor de su propuesta personal, me doy por satisfecho.
D.: Para terminar, e incidiendo en el aspecto de la comunicación a través de la viñeta, ¿Cuál, de entre todas tus obras, crees que está más lograda en ese aspecto?
M. Q.: Jaja, bueno, es un poco difícil responder a esta clase de preguntas, pero, en fin, aunque espero que todas comuniquen por igual, Tungsteno es la única de mis obras que está publicada en España, por lo tanto es la única con la que los lectores de aquí puedan hacerse una idea de lo que pretendo transmitir con ella.
D.: Bueno, esperemos que podamos ver más bibliografía tuya traducida y publicada al castellano. ¡Bienvenido a la Joso, mucha suerte con las clases y gracias por la entrevista, Marcello!
M. Q.: ¡Gracias a vosotros!