El pasado día 20 de abril, tuvo lugar dentro de la propia Escola Joso una charla a cargo de uno de los editores actuales de la editorial francesa Dupuis, Antoine Dujardin.
La charla comenzó sobre las diez y media, en el horario en el que normalmente se darían las clases. Aunque se había organizado para todos los alumnos del último curso de Art Gràfic, veo a muchos ex-alumnos. Dujardin comienza discutiendo los diferentes aspectos que conforman la labor del editor. “No voy a dar soluciones sobre las historias” dice él, dejándonos claro que como dibujantes, nuestra principal preocupación debería ser el dibujo. Hace mucho énfasis en el interés por crear una relación de trabajo, pero sobretodo elegir el proyecto adecuado: aquel que tenga potencial para crecer (y sea el adecuado para la línea editorial, claro). Describe su labor como la de un ‘director artístico’, tomando decisiones influenciadas sobretodo por su opinión como primer lector que va a tener la obra. El toma las ideas y conceptos que le atrajeron en un primer lugar del proyecto y se asegura de recordarlas y transmitirlas cuando se trata de presentarlo a los distribuidores y al servicio de marketing de la editorial, que verán el modo en que puede funcionar mejor en el mercado.
“Al año publico unos veinte proyectos, pero puede que esté trabajando en hasta cuarenta a la vez” nos dice Antoine “Si contamos que en la editorial son seis los editores, esto representa hasta 120 álbumes que salen publicados cada año (de los cuáles sólo veinte serán novedades)”. Añade además (supongo que para que nos hagamos una idea del volumen de trabajo que tiene un editor sobre la mesa) que cada día recibe entre 3 y 5 proyectos nuevos para evaluar.Muchos alumnos entre el publico se sorprenden sonoramente ante el dato, imagino que muchos de ellos pensando en esas veces en las que intentaron presentar su dossier de proyecto a un editor, y este ni se lo miró.
“El trabajo del dibujante es el trabajo de un monje” dice Dujardin, a la vez que en la pantalla de la presentación aparece un grabado medieval de un monje escribiente. En esta parte de la presentación nos enseña algunas estadísticas, escribiendo en una pizarra especialmente preparada para la ocasión. “En el 2014, el 60% de los ‘bienes culturales’ vendidos en Francia, fueron libros”. Obviamente, de este porcentaje, el cómic representa una porción mucho menor. Sabemos que en 2014 se vendieron 35 millones de cómics. De esta cifra, cinco mil son novedades, que venden de media unos tres mil ejemplares, según el estudio en que se basa Antoine. La parte en que debemos prestar más atención en estas estadísticas, es en el hecho de que antes del año 2.000, sólo se publicaban unas mil novedades al año… pero de las cinco mil que se publican ahora, hace tres años se vendían mucho más: hasta cinco mil ejemplares de media vendidos frente a la actual de tres mil. Muchas más novedades, casi la mitad de ventas.
Si nos fijáramos por ejemplo, en los álbumes nuevos que funcionaron mejor el año pasado, es cierto que las cifras de ventas oscilan entre 9 y 25 mil. “La clave para un ‘one-shot’ es la singularidad”, concluye Dujardin, poniendo como ejemplo el ‘Maus’ de Art Spiegelman. Usando pues estas cifras, Antoine pasa a exponernos en la misma pizarra, las matemáticas que hay tras el sueldo de un autor. Sus cifras se basan en los beneficios de unas ventas medias, que son unos 36 mil euros recaudados por un mismo álbum. Por lo general, un guionista cobra 90 euros por página, el colorista 70, y el dibujante (quién tiene sin discusión el trabajo más laborioso y largo por delante) 190 euros por página. Os dejo a los que leeis el trabajo de hacer vuestros propios cálculos: tened en cuenta que un álbum francés tiene de media 48 páginas.
En este punto, casi todos los profesores presentes en la charla interceden aduciendo que estas cifras son más representativas de lo que se cobra en una editorial “grande”. No nos alegra demasiado a los presentes oír esto, sobretodo cuando el propio editor, Dujardin, afirma que “es difícil vivir con un sueldo así”.
Otra cosa que debemos tener en cuenta, es que hasta que se reciben beneficios de las ventas, el autor sólo recibe un adelanto del 10%. Y los ‘royalties’ no siempre llegan: previamente en la charla, Antoine nos decia que hasta que los números más antiguos de una serie no se venden, es difícil para la editorial pagar.
Antoine abandona la pizarra y se prepara para la recta final de la charla, donde los alumnos tendrán la oportunidad de presentar sus propias carpetas de proyectos y que él pueda aconsejarles sobre la presentación. “Empezar una relación de trabajo con un editor es como casarse: vamos a pasar mucho tiempo juntos”. La pantalla de la presentación muestra una extraña dicotomía de palabras: seducción/promesa. Según a quien le preguntes, hay opiniones muy diferentes en cuanto a qué debe contener un dossier de un proyecto o no. Antoine nos dice específicamente que un dossier debe contener de 3 a 5 páginas de cómic, un ‘pitch’ de 5 líneas que sirva para presentar (y sobretodo, para vender la historia) y en caso de que enviemos por correo nuestro dossier, un máximo de 5 megas de peso del archivo. “Es un trabajo técnico, así que tengo que ver el trabajo técnico: las etapas, el proceso de las páginas, los lápices…”. Según Dujardin, lo importante no es el acabado: debemos presentar aquello de lo que ‘estemos seguros’…y en ocasiones el color no es algo de lo que estemos muy seguros.
Nos recomienda que nos olvidemos del color o el dibujo, y nos centremos en una buena narrativa: “Joan Sfar y los de su generación son un buen ejemplo de dibujantes que son buenos narradores… pero no grandes dibujantes”. De cara a los aspectos propios del proyecto, es importante ser capaces de responder a todas las preguntas sobre la historia: esto incluye el final de la historia, y su posible continuidad (”están las historias que pueden servir para una serie -personajes que pueden servir para una serie- y las que no”).
Y sobretodo, que cada uno ponga bien sus datos de contacto: al principio y al final: “Un buen dossier muestra su talento, su técnica, y hace que den ganas de trabajar juntos”. En este punto concluyó la exposición, y aunque Dujardain nos muestró ejemplos de algunos dossiers de series famosas del cómic francés (el caso de ‘Largo Winch’, por ejemplo), en seguida comienza a recoger y comentar algunos de los dossieres que los propios alumnos traían expresamente bajo el brazo.
Los consejos que brindó a los presentes, es un privilegio que dejaré reservado a los alumnos de la escuela. Los demás, podéis consultar algunos de los trabajos editados por Antoine Dujardin en la página web de la editorial Dupuis.